La instalación del alambrado perimetral en la frontera de Aguas Blancas, en el límite con Bolivia, avanza a paso firme y ya se encuentra en su etapa final. Según informaron las autoridades locales, el 95% de los postes ya fue colocado y esta semana se completa la colocación del tejido metálico. De no mediar demoras, la obra estaría finalizada antes de fin de mes.
El diseño del alambrado en Aguas Blancas es estratégico: rodea completamente la zona donde operan las chalanas y delimita con claridad las áreas habilitadas para el cruce. Un brazo del cerco sigue el trazado del paso fronterizo, mientras que el otro se apoya en el curso del río Bermejo. El tramo final conectará la terminal con el borde del río, y será custodiado por Gendarmería y Prefectura.
La obra busca reducir el paso informal, garantizar mayor seguridad y concentrar el ingreso y egreso de personas en un punto único controlado por Migraciones. A diario, cientos de personas utilizan este cruce para actividades cotidianas como compras, visitas o trámites. El alambrado marcará un cambio profundo en esa dinámica, eliminando accesos alternativos y reforzando la trazabilidad del tránsito.
Desde la intervención municipal de Aguas Blancas se advirtió que será necesario implementar un sistema migratorio más ágil para no afectar la rutina diaria de la población. Se estudia aplicar un esquema como el de Salvador Mazza, donde quienes cruzan y regresan el mismo día pueden evitar el trámite migratorio completo, agilizando el proceso sin perder el control fronterizo.
El cierre de la frontera con alambrado genera expectativa, pero también desafíos. La comunidad local, históricamente acostumbrada a una circulación informal, deberá adaptarse a una nueva lógica de control y orden. Las autoridades aseguran que el objetivo es lograr un equilibrio entre seguridad y practicidad, cuidando que las medidas no perjudiquen la vida cotidiana de los vecinos de esta zona de frontera.