En una jornada electoral marcada por el ausentismo récord —apenas un 53,3% del padrón porteño se acercó a las urnas—, La Libertad Avanza consiguió un triunfo estratégico que reconfigura el mapa político nacional. En la Ciudad de Buenos Aires, cuna del PRO y corazón histórico del macrismo, el Presidente celebró eufórico junto a Manuel Adorni y su hermana Karina: “Se pintó de violeta el bastión amarillo”, lanzó desde el escenario, en un mensaje cargado de simbolismo.
Los resultados hablan por sí solos. Mientras que en 2021 el PRO había cosechado el 47% de los votos, ahora se desplomó a un magro 15%. En contraste, La Libertad Avanza creció del 14 al 30%, quedándose con 495.069 votos. Para el oficialismo, no fue solo una victoria electoral; fue una declaración de poder. El objetivo de Milei estaba claro: licuar al PRO. Y lo logró.
Karina Milei, convertida en la gran estratega del espacio, fue quien definió no negociar con Mauricio Macri y eligió en cambio enfrentarlo. Fue también quien impulsó la candidatura de Manuel Adorni, que anoche celebró con una postal elocuente: en su imagen de victoria no aparece Milei, sino Karina. El mensaje hacia dentro del espacio es claro: el “triángulo de hierro” que completan Santiago Caputo y la Secretaria General sigue firme y al mando.
A contramano de lo que muchos anticipaban, el kirchnerismo no capitalizó la fragmentación del electorado de derecha. Leandro Santoro, con un perfil más moderado, solo logró pintar de verde algunos barrios del sur de la Ciudad. En cambio, el norte quedó teñido del color de La Libertad Avanza. El color amarillo que supo dominar la geografía porteña durante casi dos décadas directamente desapareció.
“No hay lugar para alianzas tibias”, advirtió Adorni desde el búnker libertario. “El único instrumento para el cambio es La Libertad Avanza”. La línea es clara: los dirigentes del PRO que aún conservan representación deberán sumarse al espacio de Milei, sin condiciones, o quedar relegados. La vieja aspiración de una alianza LLA-PRO fue descartada con contundencia.
Milei, por su parte, dejó en claro que este resultado lo fortalece para avanzar en dos frentes: ampliar su hegemonía en la derecha —absorbiendo a los “republicanos” que ya considera desdibujados— y encarar con autoridad las elecciones bonaerenses de septiembre y las nacionales de octubre. Desde su óptica, no hay necesidad de negociar con Macri. Los votos del PRO que aún lo respaldan en el Congreso podrán ser necesarios, pero en términos políticos, Milei ya no los considera determinantes.