El arranque del juicio a los rugbiers por el crimen de Fernando Báez Sosa está cerca. Desde el 2 de enero, durante 22 jornadas y la presencia de 130 testigos, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°1 de Dolores juzgará a los ocho acusados de matar al joven estudiante de Derecho en la madrugada del 18 de enero de 2020, a la salida del boliche Le Brique, en Villa Gesell.
“Falta poco y mi cabeza ya está centrada en eso”, comenta Graciela Sosa -madre de Fernando- en un breve contacto. Son días difíciles para la familia: la proximidad del debate oral y público, sumada a las Fiestas de fin de año y la cercanía de un nuevo aniversario del asesinato, traen una carga emocional que se les hace difícil de sobrellevar.
Fabián Améndola, quien encabeza la querella junto con Fernando Burlando, confirmó que Graciela y Silvino Báez -padre de la víctima- se van a instalar en un hotel en Dolores para estar presentes durante todo el juicio. “Obviamente, están muy ansiosos y doloridos por esto que significa revolver todo”, contó.
Los ocho rugbiers están imputados del delito de “homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas”, y también por “lesiones leves” sufridas por amigos de Fernando que estaban junto a él aquella madrugada.
Se trata de Luciano, Ciro y Lucas Pertossi, Ayrton Viollaz, Máximo Thomsen, Enzo Comelli, Matías Benicelli y Blas Cinalli. Thomsen y Ciro Pertossi fueron señalados como coautores del crimen, en tanto que a los ocho restantes se les asignó la imputación de “partícipes necesarios”.
Los ocho enfrentan una condena a la pena máxima prevista por el Código Penal y, en la antesala, Améndola no cree que haya “sorpresas” ni diferencias en las condenas en base al rol que tuvo cada uno en el ataque a Fernando. “Todos se encaminan hacia una perpetua”, indicó.
Las audiencias se realizarán en el Palacio de Tribunales de Dolores, ubicado en la calle Belgrano 141 de esa ciudad bonaerense, y estará a cargo de los jueces María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lázzari.